El sector hotelero se enfrenta a numerosos retos. Entre ellos, destaca la necesidad del sector por encontrar nuevos conceptos para los establecimientos. Se deben crear hoteles que tengan algo que decir al mercado y que tengan personalidad, ya sea a través de una marca de prestigio o creando su propia identidad e independencia.
Estamos viendo bastantes conceptos nuevos entrando en el mercado: El All inclusive de lujo que ofrece la cadena IKOS Resorts, con tratamientos exclusivos Wellness o gastronomía de la mano de estrellas Michelín. O tambiñen productos innovadores como Motto by Hilton, basado en micro-hoteles con un marcado carácter urbano y localizados en ubicaciones prime de todo el mundo.
«Este tipo de adaptaciones hacia algo diferente van a dar valor a la planta hotelera. Bajo el lema «The Motto Way» nuestro nuevo concepto hotelero ofrece espacios abiertos y flexibles listos para entrar, permanecer, trabajar y, por qué no, ¡jugar!» afirma Carlos Miró, director de Expansión para España y Portugal de la cadena Hilton.
¿Hay demanda para este tipo de hotel?
Esa reformulación de la oferta requiere, de antemano, un análisis de la situación actual del parque total de hoteles en España. En nuestro país, el 70% de los establecimientos hoteleros responden al nivel de 3 y 4 estrellas, esto es, midscale y upscale. El 30% restante se situarían en la parte alta y baja de la escala, es decir, hoteles de lujo y aquéllos que responder a una oferta de precios más accesible. Son estas franjas, por tanto, las que cuentan con una mayor perspectiva de crecimiento y desarrollo, y también las que ofrecen mayor interés a los inversores potenciales.
En el caso del mercado del lujo, para Carlos Miró, en España habría todavía capacidad para incorporar hoteles dirigidos a un público muy exclusivo, capaz de pagar por encima de los 600 euros por habitación y noche. Pero también existe potencial de crecimiento en aquellos establecimientos de precios más ajustados y que van dirigidos a un público más joven, con necesidades concretas y que buscan un espacio bien ubicado en el centro de las ciudades.
La importancia del Food & Beverage
Esta nueva conceptualización y diferenciación que ahora debe encontrar un hotel para conseguir posicionarse, en muchos casos, está directamente relacionado con el concepto que se cree sobre la oferta gastronómica o Food & Beverage.
El cambio que se ha producido en los últimos años respecto a la importancia que se da al F&B ha sido radical. Si antes se entendía este servicio como algo obligatorio, ahora se entiende como un valor añadido que aporta rentabilidad económica al establecimiento. Jorge Ruiz, Director Nacional de Hoteles de CBRE España
Para Roberto Sablayrolles, Principal y Creative Director de StreetSense, “el diseño de un hotel supone no sólo la búsqueda de un concepto nuevo y original con un interiorismo diferenciador. Su relevancia depende hoy, en gran medida, de la conceptualización de los espacios públicos y de los espacios de alimentos y bebidas que ofrece, como una manera de atraer también a un público local, que se convierte también en cliente del hotel”. Cuando hace unos años, lo normal era alquilar la planta baja para zona comercial, hoy en día el propio hotel puede gestionar estos espacios creando zonas de restauración que aporten marca y posicionamiento, además de rentabilidades interesantes.
Y es que la filosofía pasa ya por “diseñar experiencias que sucedan en estos locales para atraer a todo el público posible; porque los huéspedes del hotel van a continuar viniendo”, apunta el experto.
Un nuevo cliente hotelero
Este cambio de concepto estaría relacionado con el cambio de mentalidad del consumidor actual, según apunta Elena Sainz de la Peña, Directora de Hotel Development Services de CBRE España. “Las expectativas del cliente que va a un hotel han cambiado, ya no solo quiere ir a un hotel, quiere recordar la experiencia, vivir una interacción diferente con los espacios”, señala.
Para Sablayrolles, de StreetSense, hay que empezar a cambiar los viejos conceptos de 3, 4 ó 5 estrellas y apostar por nuevas segmentaciones más acordes con el cliente de hoy (lifestyle, luxury, etc.). Estos nuevos conceptos vendrían a romper con la idea extendida de que el cliente siempre se comporta de una forma determinada y responde a unos
hábitos predeterminados. En este sentido, faltaría desarrollar algo de pedagogía entre los operadores españoles, para convencerles de la necesidad de cambiar las formas de hacer las cosas.
Al igual que ocurre con otros ámbitos del inmobiliario, el sector hotelero requiere de la introducción de espacios flexibles que permita utilizarlos de forma adecuada para dar respuestas a las necesidades del nuevo tipo de consumidor.
“Para el cliente es interesante, pero también lo es para los inversores, ya que tendríamos espacios que pueden metamorfosearse a lo largo del día para dar diferentes servicios y tenerlos, de este modo, siempre operativos. Pero hay que diseñarlos de otra forma, hay que conceptualizarlos de otra forma y hay que operarlos de esa forma. Ahí está el desafío”, recalca Sablayrolles.