Estamos en un punto de inflexión. Nuestras vidas no se van a parecer a las que conocíamos antes de la pandemia. Tampoco la movilidad de las ciudades. El coronavirus no ha hecho más que impulsar la idea de que se necesita más espacio para el peatón, reducir la presencia del coche y seguir impulsando el transporte colectivo.
Pero hay ciudades que ya llevan parte del camino avanzado. Desde hace años apuestan por poner en marcha políticas relacionadas con el transporte público. Deloitte ha analizado 47 de ellas y ha elaborado un índice para conocer cuáles son las que van en cabeza. Barcelona aparece en el sexto lugar de un ranking en el que Singapur, Berlín, Londres, Helsinki y Tokio se encuentran en las primeras posiciones.
El índice evalúa el rendimiento y la capacidad de adaptación de estas ciudades. Es decir, cómo se minimizan las congestiones de tráfico y los tiempos de viaje, el mantenimiento de las infraestructuras y la oferta de transporte. También la estrategia, innovación e iniciativas de cara al futuro, así como la accesibilidad del transporte.
Accesibilidad y la cobertura geográfica
¿Qué tiene Barcelona para ser la única ciudad española que se ha colado en este ‘ranking’? Según el informe de Deloitte, la red de transportes de la ciudad “refleja una elección política consciente de reducir el uso del coche, incrementar los espacios verdes y mejorar la calidad del aire”. La Ciudad Condal destaca, según el informe, por su accesibilidad y la cobertura geográfica de su red de transportes.
Entre sus puntos fuertes también están:
- un sistema tarifario integrado (un usuario puede realizar un trayecto en diferentes modos de transporte con un único billete),
- la cobertura para poder llegar a diferentes partes de la ciudad sin el vehículo privado y
- sus políticas de creación de más espacio para los peatones con las llamadas ‘supermanzanas’.
No han pasado desapercibidas las zonas de baja emisiones para reducir el número de vehículos en las calles ni las políticas para incrementar la presencia de coches híbridos y eléctricos. O el compromiso de la ciudad a principios de año de adquirir nuevos trenes para reducir los tiempos de espera en un minuto. Barcelona tiene un plan hasta 2024 cuyo objetivo es reducir un 20% la presencia de vehículos privados. Además, los autobuses más contaminantes movidos con diésel serán sustituidos por otros más limpios de gas natural, eléctricos e híbridos.
Otro de los aspectos bien valorados ha sido su accesibilidad: el 100% de sus autobuses están adaptados a personas con movilidad reducida y la ciudad sigue pensando en cómo seguir mejorando en este área.


La consultora también ha valorado la inversión de la ciudad en el aumento de carriles bici y la adaptación de las estaciones del metro y bus a personas con movilidad reducida. “Barcelona ya cuenta con 15 millones de usuarios de transporte público, un dato que muestra el índice de alta satisfacción de los ciudadanos con los sistemas de movilidad”, apunta el informe.
Aún tienen retos que superar. Por ejemplo, disponer de planes para probar vehículos autónomos y compactos adecuados a la densidad de la población, reforzar su ciberseguridad o convertir sus estructuras urbanas en espacios verdes.
Vivir lejos pero conectado
Las poblaciones se expanden y parte de los ciudadanos tienden a alejarse del centro para vivir en zonas con viviendas más modernas y precios más asequibles. Por eso es tan importante una red de transportes accesible, rápida y conectada, que evite los temidos atascos del vehículo privado.
En este sentido, Deloitte destaca la importancia de incentivar la cultura del transporte público adaptándolo a la geografía de cada ciudad. Es fácil moverse en bicicleta en Amsterdam pero no en Los Ángeles, por ejemplo. “Las autoridades también deben trabajar para cambiar la imagen de que moverse en tren o en metro es de segunda clase”, afirman.


Una de las últimas propuestas más novedosas respecto a la movilidad ha nacido de París, que, curiosamente, no está en el ranking de Deloitte: la ciudad de los 15 minutos. Es decir, que los parisinos puedan ir al trabajo, el colegio o al mercado en solo 15 minutos. Es una propuesta del gobierno de la alcaldesa Anne Hidalgo para transformar la ciudad, fomentar el uso de la bicicleta y reducir el del coche. Su idea es no dividir la urbe en zonas residenciales, ocio o compras, sino que en un mismo espacio se viva, trabaje, compre, se lleve a los niños al colegio y se pueda acceder a lugares de ocio.