El aumento de los contagios por coronavirus y la llegada de una segunda oleada vuelve a dar qué pensar a los planificadores urbanos. Se siguen buscando fórmulas efectivas y de rápida aplicación para permitir el cumplimiento de la distancia interpersonal en las ciudades con mayor densidad de población. En este blog ya hablamos de algunas como las supermanzanas o la peatonalización para favorecer la movilidad de los viandantes y ciclistas en detrimento de los coches. Ahora la Dirección General de Tráfico (DGT) podría convertirse en un nuevo aliado, te explicamos por qué.
Si hoy viajas en coche a Bilbao, te darás cuenta de que —si quieres respetar la ley— tu cuentakilómetros no podrá superar los 30 km/h. Y es que la capital vizcaína se convirtió en septiembre en la primera urbe del mundo de más de 300.000 habitantes que reduce la velocidad máxima de la totalidad de sus calles a esta cifra. Aunque no es pionera, otras 18 ciudades españolas ya disponían de restricciones similares, aunque de manera parcial en su extensión. Se trata de Pontevedra, Oviedo, Burgos, Pamplona, Barcelona, Soria, Zaragoza, Palma, Salamanca, Madrid, Cuenca, Valencia, Córdoba, Sevilla, Cádiz, Málaga, Murcia y Las Palmas.


Un listado que podría ampliarse en breve, ya que la DGT estudia una reforma del Reglamento de Circulación que implantará la reducción de la velocidad a 30 km/h en las calles de un carril para cada sentido de circulación en ciudad. ¿Y por qué 30 y no 40? La razón la encontramos en un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2011. En él se estableció que el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello se reduce como mínimo cinco veces si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 km/h en lugar de 50.
Por lo tanto, el objetivo principal de la implementación del concepto ‘Ciudad 30’ es limitar el número y la gravedad de los accidentes, pero sus beneficios se verían reflejados en ámbitos muy diversos:
Mejora del medio ambiente
Aunque el confinamiento ha ayudado a reducir los niveles de contaminación atmosférica, los últimos estudios de 2019 demuestran que la polución afecta al 94% de la población española, y el tráfico urbano es una de las principales causas. Limitando la velocidad se reduciría en gran medida la emisión de gases nocivos, como el dióxido de nitrógeno (en Berlín los niveles han bajado en torno al 10-15%), y el ruido del tráfico rodado (alrededor de un 27%).


Menos coches, más bicis
Al limitar la velocidad de los vehículos a 30 km/h en la ciudad se incrementa la seguridad vial y se reduce la contaminación. Pero además, se crea un espacio de convivencia entre los coches, las bicis, los patinetes eléctricos y otros Vehículos de Movilidad Personal (VMP); que se desplazarán a la calzada dejando mayor espacio para los peatones. Los niños y las personas con problemas de movilidad son los que más se benefician.
Tráfico más fluido
No, esta medida no nos hará llegar más tarde a nuestro destino. La velocidad media en la ciudad ronda los 18-22 km/h, mientras que a una velocidad máxima de 30 km/h descendería sensiblemente hasta los 16-20 km/h. Con esto se consigue una circulación más fluida —al asemejar la velocidad de circulación de automóviles y otro tipo de usuarios de la vía— y permitiendo alcanzar la velocidad máxima durante más tiempo. La DGT pone el ejemplo de ciudades en las que se han efectuado medidas similares, como Estocolmo o Londres. En esta última, la implantación de zonas a 20 millas por hora (32 km/h) redujo la congestión del tráfico en aproximadamente un 15%.
Lo que sí podría conseguir esta limitación es cambiar la morfología del espacio urbano a largo plazo, promoviendo ciudades densas en las que los ciudadanos puedan tener cubiertas sus necesidades básicas sin recurrir al coche. Esto obligaría a:
- Evitar la concentración de zonas residenciales, industriales o comerciales, que obligan a continuos desplazamientos entre cada una de ellas.
- Construir nuevos espacios públicos y mejorar las zonas de ocio para evitar la congestión.
- Aumentar el número de kilómetros de carriles bici y peatonales para permitir desplazamientos más rápidos y seguros.
- Fomentar el comercio local y de cercanía, lo que crearía zonas con una alta demanda de locales comerciales.

