Imagina vivir en una ciudad sostenible. Construida con las últimas tecnologías, respetuosa con el medio ambiente, rebosante de espacios verdes, con equipamientos culturales y de ocio y donde todos los servicios se encuentran a tiro de piedra. The Link, el proyecto del arquitecto italiano Luca Curci, tiene todas esas consideraciones en mente, pero pretende llevarlas un paso más allá. ¿Cómo? Reduciendo esa ciudad a cuatro grandes torres, de hasta 1.200 metros de altura, en las que condensar todos los equipamientos necesarios de las metrópolis.
El crecimiento de las urbes supone un reto para miles de ayuntamientos alrededor del planeta. Se estima que 3.500 millones de personas viven en ellas en la actualidad y se calcula que esa cifra aumentará hasta los 5.000 millones a finales de esta década. La expansión de las ciudades, en especial de las zonas periféricas, se ha convertido en un problema, incluso desde el punto de vista ambiental. Las grandes distancias que deben recorrer los ciudadanos a diario obligan a un despilfarro energético, y nuestro planeta ya está sufriendo las consecuencias.
¿Realidad o ficción?
En este contexto, The Link aviva el debate sobre un nuevo urbanismo. Es un proyecto que permitiría alojar a unas 200.000 personas (similar a la población aproximada de ciudades como Pamplona o Tenerife). Un espacio capaz de autoabastecerse, de reducir las emisiones de CO2 y con un sistema de transporte limpio de gases contaminantes. Para llevar a cabo este concepto, la urbe se basa en técnicas de la arquitectura vertical. Estaría compuesta por cuatro grandes torres, siendo la más alta —de 1.200 metros— la encargada de acoger el espacio dedicado a viviendas, villas y zonas verdes en sus más de 300 plantas.
La zona residencial estaría conectada con otros tres edificios, algo más bajos —de entre 650 y 850 metros de altura—. Éstos albergarían desde oficinas hasta templos, pasando por administraciones públicas, centros de salud, así como colegios, institutos y hasta universidades. La incorporación de hoteles, centros de belleza, spas y recintos deportivos potenciaría el atractivo turístico de este complejo que tendría un volumen total de 14,5 millones de metros cúbicos. Sus áreas verdes sumarían 120 hectáreas.
Hacia un modelo de construcción sostenible
Además, Curci también hace hincapié en la importancia de los espacios verdes. Asegura que habría espacio para plantar 120.000 árboles y dos millones de plantas de 150 especies diferentes. Este punto concreto, quizá el que más llama la atención desde lo estético, tiene una función: con la implantación de una abundante flora en todos los niveles, los cuatro edificios serían capaces de reducir las diferencias de temperatura entre interiores y exteriores, a la vez que ayudarían a absorber dióxido de carbono y polvo. El complejo también estaría equipado con paneles solares así como turbinas para aprovechar la energía eólica. Incluso se plantea un sistema de tierras de cultivo para que los habitantes de esta comunidad vertical puedan autoabastecerse.


Quizá uno de los mayores problemas que presentan soluciones como la que propone el arquitecto italiano sea el transporte. Y es que la densidad de población se dispara en unos pocos metros cuadrados. Pero, según los cálculos de Curci, todos los grandes desplazamientos para el día a día estarían cubiertos en las cuatro torres. Esto es así porque la movilidad entre ellas está pensada tanto por tierra como por aire; a través de drones, que estarían alojados en las plantas superiores de cada uno de los edificios.
Al mismo tiempo, y gracias al uso de inteligencia artificial, The Link será capaz de gestionar las necesidades de sus inquilinos en todo momento. Regular la temperatura o la iluminación de las torres e incluso almacenar excedentes de energía para volcarlos a la red o utilizarlos más adelante.
Reducir la extensión de las grandes ciudades y la proliferación de las zonas periféricas, mejorar la calidad del aire, aumentar la biodiversidad urbana o fomentar un estilo de vida más saludable son solo algunas de las ventajas que, según Curci, vendrían asociadas de la mano de su proyecto. El arquitecto pretende presentar este concepto de arquitectura vertical en diferentes países para iniciar un diálogo con instituciones e inversores acerca del futuro de las grandes ciudades.

