El camino hacia la sostenibilidad mundial no solo tiene que ver con que los ciudadanos reciclemos o que las grandes empresas gestionen mejor sus recursos. También es una cuestión de urbanismo. Cada ciudad debe diseñar su movilidad y sus edificios para que ciudadanos y el respeto al medio ambiente puedan convivir sin dificultad. Muchas iniciativas premian a esas ciudades que más apuestan por modelos urbanísticos sostenibles. Una es C40, que cada cinco años otorga sus C40 Cities Award, donde encontramos varias ciudades que son un ejemplo de urbanismo sostenible para el resto del mundo. Estas son algunas de ellas:
1.- Chicago (EEUU)
Chicago tenía un problema: el consumo energético de sus edificios constituía el 70% de las emisiones de toda la ciudad, merced, entre otras cosas, a la humedad de la zona y el uso intensivo de calefacción en los hogares y oficinas. Para solucionarlo nació Retrofit Chicago, una iniciativa pública que ofrece financiación a los edificios que vayan a ser remodelados (dos tercios de la población viven en bloques de más de 50 años). El objetivo es impulsar la renovación de edificios para hacerlos más sostenibles.
Además, los ciudadanos pueden recibir educación energética gratis para usar alternativas más sostenibles o para sustituir sus viejos electrodomésticos por otros nuevos y más eficientes, además de recibir dinero a cambio. Con este plan, la ciudad aspira a reducir las emisiones de CO2 en un 80%, el uso de energía en un 5% y la factura energética de los ciudadanos en 45 millones de dólares anuales.


2.- Dar es Salaam (Tanzania)
En Dar es Salaam moverse por la ciudad es un auténtico problema de bienestar ciudadano. El tráfico, visiblemente desordenado, hace que los coches y autobuses se interrumpan constantemente y generen caos circulatorio. Esto tiene una consecuencia doble: en primer lugar, dificulta y desincentiva el uso del transporte público y la movilidad urbana por parte de los ciudadanos; en segundo, aumenta considerablemente las tasas de polución en toda la ciudad.
Para solucionar este doble problema, el consistorio puso en marcha en 2016 el Dar Rapid Transport Project (DART), un proyecto de movilidad que ha cambiado gran parte de los autobuses de la ciudad sustituyéndolos por otros más eficientes. Por otro lado, ha renovado las infraestructuras de transporte y ha hecho líneas de trayecto rápido, además de implantar la compra electrónica de billetes. La iniciativa es un éxito. Más de 200.000 personas utilizan cada día esta forma de transporte que seguirá creciendo hasta 2025, cuando usen gas natural comprimido. Además, el adiós al papel de los billetes también ha reducido las emisiones.


3.- Auckland (Nueva Zelanda)
En la ciudad neozelandesa tenían un problema con los vertederos: la mayoría de ellos emiten gas metano que acababa siendo responsable del 10% de sus emisiones. Además, la basura doméstica -situada en mitad de las aceras- suponía el 20% de la total de desperdicios de la ciudad y estaba compuesta de desechos orgánicos y de jardín. Para solucionarlo, la ciudad arrancó en 2014 el Plan de Gestión y Minimización de Residuos, que, entre otras cosas, incitaba a que los usuarios, en vez de almacenar la basura en bolsas de plástico (a las que además se aplicó un coste extra), la depositaran directamente en el contenedor. Esto reduce el consumo de bolsas y facilita el reciclaje posterior. La ciudad ya ha cumplido el objetivo de reducir en un 30% sus emisiones y los ciudadanos son más conscientes del coste económico de la contaminación.


4.- Wuhan (China)
A nadie se le escapa que China es uno de los países que más contamina en todo el mundo, y Wuha no es una excepción merced a la actividad industrial cercana al río Yangtze, que está rodeado de buques de carga, canteras de arena, fábricas y fabricantes de productos químicos. La respuesta a este problema fue rehabilitar el río para apartar la actividad más contaminante de sus alrededores y abrir este espacio a los ciudadanos. Se han modificado 7,5 km en los que se han incluido carriles separados para vehículos motorizados y bicis, un sistema de captura de agua de lluvia, un cinturón verde peatonal y otros 15 km adicionales de caminos verdes cerrados a vehículos motorizados. En total, el proyecto incluye 700.000 metros cuadrados de espacios verdes en los que los 45.000 nuevos árboles han generado 2.400 toneladas de O2.


5.- Copenhague (Dinamarca)
En Copenhague se dieron cuenta de que los propietarios de los edificios casi nunca invertían en medidas de optimización y ahorro energético en sus edificios. Sobre todo en el caso de alquileres de viviendas, ya que el dueño no quería invertir en un ahorro que solo notaría el inquilino, mientras que el inquilino no quería gastarse ese dinero en una vivienda que no es suya. La solución vino de dos organizaciones, Copenhagen Properties and Procurement y Copenhagen Utilities, que instalaron en los edificios el hardware y software necesarios para ‘vigilar’ el consumo energético y realizar patrones de uso, proponiendo cambios y rehabilitaciones que bajasen la factura energética y el nivel de contaminación. Actualmente la iniciativa ahorra cerca de 30 millones de litros de agua subterránea y 6 millones de euros anuales. Para 2025, la ciudad espera haber alcanzado un objetivo de reducción anual de 4.000 toneladas de CO2.

